Hoy ha sido con alegrías que quiero agradecer y Con tristeza por una noticia desagradable de una persona muy cercana y querida.

Esta mañana he tenido la oportunidad de tatuar a un cliente con el que he compartido una conversación muy profunda, grandes coincidencias de vida. Entre agujas y tinta, surgieron palabras sinceras, secretos  y ese intercambio humano que hace que mi trabajo sea mucho más que un oficio. Me siento agradecido por su confianza y por el momento compartido, porque cada historia que escucho queda también grabada, de forma que solo nosotros entendemos, amo mi trabajo. Después de acabar lo acompañé al coche para despedirme. 

Al regresar a casa, la felicidad ha tocado a mi buzón. Entre la correspondencia habitual facturas normalmente,  me esperaba una carta de mis amigos japoneses. Al abrirla, he sentido como si un pedacito de su mundo viajara hasta nuestro salón:  el origami y los dibujos de los niños, las fotos de unos momentos de su viaje por aquí,  un  gesto lleno de cariño y la sensación de cercanía a pesar de la distancia. Me emociona que, entre tantas rutinas digitales, hayan dedicado tiempo a escribir con sus manos y su corazón.

Hoy doy gracias a estos dos regalos: una buena charla mientras trabajo y la magia inesperada de una carta que cruza océanos para recordarme que la amistad no entiende de fronteras.

Buenas noches o buenos días 

Un gran abrazo a todos